Mujer pompa, mujer traslúcida.
Pasa uno, pasan dos, pasan tres.
El otro la atraviesa,
la ocupa
no sabe qué es suyo
qué del otro.
Masa difusa, cuerpo sin límites,
todo es posible y nada es posible.
Como una gota de mercurio se mueve
se mueve hacia un lado, hacia otro,
se divide en cien mil pedazos,
se vuelve a unir
pero algunas veces
se olvida de recoger algún pedazo.
En cada pérdida se instala un silencio preocupante.
Y se pregunta monótonamente:
-¿esta vez qué perdí?-
Un pedazo quedó afuera.
Ella una -ella muchas.
Ella mercurio,
ella espesa,
ella,
escurridiza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario